«Need for speed: Hot Pursuit», born to be wild



Categorías: Juegos
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Antes de que se nos echen encima los matasuegras navideños, nos ocupamos de, quizá, el último gran título de fin de año que se nos estaba quedando en el tintero: «NEED FOR SPEED: HOT PURSUIT», donde Criterion Games vuelve a tomar las riendas de un purasangre que en anteriores entregas se mostraba con alguna herradura floja. Y, pese a tener la mala suerte (algún año tenía que ser) de lanzarse al mismo tiempo que «Gran Turismo 5» (aunque ha mantenido el tipo en las cifras de ventas) desde luego estamos ante uno de los mejores juegos de conducción del año y de la prolongada historia de la franquicia. Naturalmente, porque vuelve a su estilo primigenio y fundacional (de hecho, es un remake del título homónimo del 98), el de las persecuciones entre cacos y polis, dejando de lado el tuneado, el sandbox o las apuestas ilegales más propias de otras sagas. Zapatero, a tus zapatos. Así, con un estupendo modo online lleno de opciones y posibilidades y con un garaje no tan oceánico pero sí muy bien engrasado y con toque retro y prototípico, el juego propone una retahíla de carreras, pruebas contrarreloj, duelos cara a cara y, cómo no, persecuciones policiales a todo trapo. Todo un espectáculo ponerse a los mandos de un Lamborghini de la pasma para dar caza a algún fugitivo escurridizo. Un arcade en toda regla y con buen control (al menos en PS3 y Xbox 360) plagado de derrapes, nitro a punto, colisiones frontales y algún que otro regalito envenenado (chorreones de aceite, clavos…) para convertir la consola en una pista de coches de choque de lo más enloquecida. Dos pulgares arriba para este vuelo rasante y asilvestrado.

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