Como seguramente ya sabrá hasta el último bosquimano, mañana tendrá lugar la despedida y cierre de la franquicia más rentable y duradera del cine moderno (ni siquiera James Bond se puede comparar, aunque Daniel Radcliffe cada vez tenga más un aire a Roger Moore sin lentillas). Y, para anticipar tal apoteosis final, como siempre los videojuegos van un paso más adelante que el cine (o varios, anteayer estuve probando el «Capitán América», cuyo estreno en pantallas será el 5 de agosto). Hoy sale a la venta «Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Parte 2», que vuelve a coquetear con la aventura gráfica aunque sin abandonar el peliagudo experimento con gaseosa shooter en tercera persona que dinamitó su anterior parte, a la que le llovieron palos de la crítica hasta en el carné de la biblioteca. Ahora, con solo ocho meses de gestación y sin la varita mágica Kinect (tocomocho mix habemus), volveremos a reencontrarnos con nuestro trío calavera preferido (aunque hay una gran variedad de personajes jugables) luchando contra Voldemort y un sinfín de enemigos oscuros a lo largo y ancho de los escenarios habituales de la saga, con un Hogwarts con más habitaciones y pasadizos secretos que la mansión de alguna folclórica. Un esfuerzo final (algo corto en cuanto a duración, eso sí) que se valora al comprobar la naturaleza de las batallas y algunas escenas ciertamente espectaculares, broche con baño de oro para una franquicia que, no hay que olvidar, también ha supuesto un punto y aparte en el arte de adaptar blockbusters a la consola, además de forma multiplataformera. Y tampoco pasemos por algo aquel divertido spin-off deportivo sobre quidditch lanzado en 2003, en pleno auge de la serie (de hecho, «Harry Potter y la cámara secreta» ha sido el episodio más valorado). Al César lo que es del César, incluso en su ocaso. Aunque, ojo, este episodio no es el final de nuestros héroes, ni mucho menos. De hecho, para finales de año tendremos la segunda entrega de «Lego Harry Potter» (la de los años 5-7), cuyo primer título nos dejó un estupendo sabor de boca, aunque extrañamente no haya entrado en la lista de los 50 más vendidos del año pasado en España (cuyo ranking, junto a todo el informe aDeSe presentado ayer, está disponible en www.adese.es, como siempre). Lo dicho, que a Potter aún le quedan algunos pases mágicos que dar, al menos en este sector, que es el que nos interesa.
PD. Hoy también arranca iDÉAME 2011, una iniciativa que parte de una pregunta concreta: ¿cómo dedicarse a hacer videojuegos si cada año salen a la venta más de 30.000 títulos diferentes? La respuesta no está soplando en el viento, sino en la Facultad de Informática de la Complutense, marco perfecto para debatir propuestas y «bombillazos» que encaucen el talento de los jóvenes valores nacionales de una industria en expansión y que puede ser una de las tablas de la salvación para que la juventud española salga de las fauces del paro. Gurús como Daisuke Amaya (creador de «Cave Story», clásico del juego indie), Enric Álvarez (uno de los responsables de «Castlevania: Lords of shadow») o los valencianos Anima Games, que acaban de publicar en WiiWare su bestseller «Anima Ark of Sinners» serán algunos de los asistentes a dos días intensos que sin duda cambiarán la vida (laboral, al menos) de más de uno. A aprovecharlos, que no están las cosas como para andarse con tonterías. Además, algunos premios en liza son de lo más golosos.