Olvidaros de los amagos de huelga, de los leoninos derechos televisivos, de los rifirrafes radiofónicos, de las ruedas de prensa perogrullescas y de los entrenadores con vocación de oculistas. Porque, al menos en las consolas, la cosa va exclusivamente de fútbol, y ya se sabe que fútbol es fútbol y los sueños, sueños son. De la manita han llegado los dos cracks nuestros de cada temporada: «FIFA 12» y «Pro Evolution Soccer 2012». Aquí no caben Málaga, Valencia o Sevilla: bipartidismo puro y duro. Quizá el que más ganas teníamos de catar (sin «foundation») es el título de Konami, ya que las últimas entregas del «PES» nos habían dejado un poso extraño, como la cara de Ozil preparándose para estornudar. Pues ojo que se han puesto las pilas y las botas esta temporada, quizá contagiados por la magnética presencia de Cristiano el Guapo en la carátula. Gran pericia gráfica (espectacular el recorrido de caras de los jugadores en un Madrid-Barça de la Champions mientras suena el himno solemne, por ejemplo), una inteligencia artificial muy bien plantada en el campo (nada de la sensación de pollos descabezados correteando como hace un par de años; de hecho, ya no es posible meter el turbo alegremente como antes), buen sistema de pases y desmarques, una generosa tajada mánager enfocada al jugador y al equipo técnico, y unas licencias más a punto de caramelo de las principales ligas y torneos del mundo, incluyendo la Copa Libertadores. En fin, que solo falta el River bajando a la B entre los berrinches del Tano Pasman. Una maja sesión de tiqui-taca, que confirma que Konami va de nuevo por el buen carril… aunque Dani Güiza siga defendiendo los colores del Fenerbahçe y no el Geta, por ejemplo.
Hay cosas que no cambian tan fácilmente… Y, en la otra esquina, el «FIFA 12» de Electronic Arts marcando sonrisa profidén (la de Piqué en la portada, por ejemplo) y con una sensación de deberes hechos y subrayados desde entregas anteriores. Así que han pasado a limpio su joyita haciendo hincapié en su marca de fábrica, el arcade y la velocidad, a veces extralimitándose de frenada. Aparte, tendremos una variedad habitual de equipos y desafíos (más orientado al plano individual y no tanto histórico), un modo carrera también consolidado y que nos coloca en la élite directamente y sin intermediarios, buen entramado gráfico aunque sin optar a matrícula (eso sí, le han colocado muy bien los implantes capilares a Rooney), y un «punch» defensivo más acentuado, con su surtido de entradas, colisiones, hachazos y hasta «segadas» en plan Pepe. Algo que nos lo explican desde los primeros compases, algo espesos en ambos casos (en el «PES» largan un rollo sobre modos de entrenamiento) Aunque ello no impide que los regates y los pases se lancen con tiralíneas y que el juego sea de lo más dinámico y dicharachero.
Queda por resolver, como siempre, la deficiente inercia del jugador al recibir un pase al hueco o al salir de un regate con el balón controlado. Pero eso son gajes del oficio, como tener que soportar un año más a Manolo Lama y sus «perlas» (recuerdo cuando presentaron el «FIFA» de hace 10 años en Pachá, llamándole todo el tiempo «niño» a un Iker Casillas que no sabía dónde meterse). En fin, que este año la cosa está más igualada que nunca, como quien dice. ¿A alguien más le da la ligera impresión de que el «PES» se ha «fifalizado» y el «FIFA» se ha «pesificado«? Serán manías mías… El roce hace el cariño y la simbiosis, ya se sabe.