Tiene salero que las leyes del mercado hayan hecho coincidir en el tiempo a dos héroes con pedigrí curtidos en mil batallas: Tintín y Nathan Drake. Por supuesto, cada uno tiene sus intríngulis y su genuino sabor aventurero, además con varios kilos de arena desértica de 24 quilates en sus botas. En otra ocasión hablaremos del juego de Tintín (aunque tampoco tiene demasiado que contar, la verdad), pero hoy el protagonista indiscutible de la jornada (ya, sabemos que también se lanza «Battlefield 3», pero esa es otra historia, que diría Kipling) es «Uncharted 3», para muchos la consagración «adulta» de Naughty Dog y que vuelve a ponerle una de las últimas banderitas de oro y brillantes a la Play3. El desafío era de arrea, ya que la anterior entrega superó todas las expectativas, así que había que apostar fuerte aquí. Y qué mejor que hacerlo con un argumento basado en las épicas historias de T. E. Lawrence, el inmortal «Lawrence de Arabia».
Así, la historia propone un nuevo viaje para Nathan Drake y su mentor Victor Sullivan alrededor del mundo (desde Cartagena de Indias a Londres, pasando por Siria, Francia o, por supuesto, el desierto de Arabia) en busca de la ciudad perdida de «Iram de las Columnas» (o «Atlantis de las Arenas»). En dichos escenarios, maravillosamente recreados, se desarrollará una epopeya con mucho vuelo cinematográfico y que sigue parecidas pautas respecto a su antecesor, aunque con novedades tales como los combates cuerpo a cuerpo con varios oponentes a la vez, mezclados con ataques contextuales y las variadas opciones de sigilo. Nueva piel para la vieja ceremonia, vaya. ¿Para qué intentar mejorar la excelencia? Eso sí, los prodigios obtenidos con los gráficos «areneros» y en general con los elementos naturales son impresionantes. Otro de los puntos fuertes del juego es su abanico de modos multijugador, sobre todo la pantalla partida, con los que podremos disfrutar de nuevas experiencias y un conjunto de opciones más amplio, aparte de añadir diversas opciones de edición de nuestro aspecto, para darle un toque personal a Nathan. En fin, un más que digno carpetazo (o no, porque la PSVita está a la vuelta de la esquina) a una franquicia muy especial y que nos devuelve unos aromas y nervios que parecían perdidos en el actual mundillo jugón, tan aquí te pillo, aquí te mato. Por cierto, que quien sea capaz de acabárselo en 3 horas, allá él.