Aún con la brisa marina de «Risen II» golpeándonos las sienes, nuevamente nos calzamos el parche en el ojo y la pata de palo para recibir a otro titán de los siete mares: «Port Royale 3». A pesar de su nombre de crucero de lujo con sobredosis de medusas y canapés de caviar hilado, nada de fiarse de las apariencias. En realidad se trata de la nueva entrega de una saga con la bandera pirata muy bien tejida, ambientada en el turbulento Caribe del siglo XVII, diana donde silbaban las usuras envenenadas de España, Inglaterra, Francia y Holanda. Aquí, tomamos el rol de un joven capitán que deberá forjarse su camino y leyenda a través de dos vías: la aventurera y la comenciante. Así, podremos elegir la conquista naval pura y dura a cañonazo limpio, o bien la estrategia económica para construir y desarrollar emporios en el Nuevo Mundo. Aunque lo mejor es optar por la combinación de ambos elementos y apostar doble o nada.
Todo ello, tapizado por unos gráficos muy bien cocinados, sobre todo con unas batallas en 3D realmente intimidatorias, aunque también con unos territorios a vista de pájaro deslumbrantes. Un modo multijugador competitivo hasta para cuatro lobos de mar, 16 tipos de barcos, desde galeotes altivos hasta fragatas de sangre caliente, una gran verosimilitud histórica y social tal y como ocurrió en su día, 60 ciudades ávidas de albergar nuestros astilleros, plantaciones, comercios, escuelas, hospitales o palacios y mucha, muchísima miga en cada puerto definen un juego detallista, con gran IA y unos personajes de lo más carismáticos. Levad el ancla (una vez más).