Ahora que los sindicatos están en el punto de mira, viene como anillo al dedo un juego que especula con un futuro en el, precisamente, son estas organizaciones las que dominan el cotarro. Nada nuevo, por otra parte, ya que «Syndicate» hunde sus raíces en 1993, cuando el gurú Peter Molyneux asombró a propios y extraños con un título de acción estratégica con perspectiva cenital que gozaría de varias expansiones y continuaciones, como «Syndicate Wars». Tras una buena temporada en la nevera, Electronic Arts ha resucitado tan venerable saga, imprimiendo un aroma next-gen y primando la espectacularidad por encima de la táctica. El signo de los tiempos, ya se sabe. Pese a todo, «Syndicate» es un juego notable, sobre todo por su capacidad para teletransportarnos a un mundo futuro con las masas «chipeadas» gracias a la bioingeniería galopante y donde el padrecito sindical nos proporciona todo lujo de comodidades y «bienestares». Aunque, como era de temer, esta quimera socialista tiene su lado oscuro: un control total de los ciudadanos por parte de estas megacorporaciones y una ambición también ansiosa por controlar el mercado.
Un guión muy en la viaja ola setentera neoapocalíptica CF (curioso que una de las acciones estrella con que podemos atacar al enemigo es la inducción al suicidio de forma telepática) obra del escritor británico Richard K. Morgan («Crysis 2») que se despliega con efectividad a lo largo de una historia escueta pero contundente. Porque no hay que olvidar que, en el fondo, «Syndicate» es un FPS con todas las de la ley, con armas clásicas aunque estemos en el año 2069 (pistolas, escopetas, granadas, lanzallamas), un control modélico y un plus de sigilo y rastreo gracias a las características casi sobrenaturales de nuestro protagonista, el agente Kilo.
En este contexto, destacan poderosamente los escenarios propuestos, con un diseño alphavillesco que combina hierro colado con neón fino, y que nos permitirá explorar a gusto hasta encontrar enemigos y alguna que otra sorpresa (el radar que incorpora nuestro chip también echa un cable). Un brillante multijugador muy inspirado en el original, donde sí que se luce el componente táctico, varios desafíos desperdigados en cada misión para darle vidilla y una IA de los enemigos por encima de la media le dan caché y pedigrí a un juego elegante aunque algo frío, que no artificioso. Como para hacerle bromitas con huelgas generales, ¿eh Mariano?
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