Parece que fue ayer, pero hay que remontarse hasta el siglo pasado para buscarle las raíces a una de las más fértiles subsagas del icono por excelencia de Nintendo, que levantó anclas allá por 1999 con su primer episodio en Nintendo 64. Ahora, en su dicharachero acomodo en territorio Wii, se presenta con armamento reforzado, nuevos modos de juego y más personajes: «Mario Party 9» es una gozada para los fans de la franquicia que, fiel a su espíritu tablerístico y minijugón, nos propondrá una mayor generosidad de contenido (tendremos siete escenarios diferentes y 80 retos a superar, aparte de tipos de juego extra, material desbloqueable…) y novedades tan burbujeantes como la inclusón de jefes finales de la talla de Bowser Jr., Rey Boo, Roco, Blooper, Lakitu o Floruga, con los que emprender duras batallas finales hasta para cuatro jugadores y llegar al supertacañón del desenlace, que no es otro que Bowser, cómo no.
Toda una bandeja de canapés servida con garbo gracias al nuevo modo Fiesta, que reescribe las reglas originales de la franquicia al permitir a cuatro jugadores movernos por el tablero en un vehículo (otro de los puntos destacables del juego, ya que tendremos de todo tipo: coches, alfombras mágicas, submarinos y hasta vagones mineros a lo Indiana Jones) mediante un sistema de turnos tirando los dados hasta ir a parar a las casillas más afortunadas. Pero el plato fuerte es, cómo no, el catálogo de minijuegos disponibles, que nos proponen tareas como elaborar pizzas, escapar de mansiones encantadas, participar en carreras por la nieve, echar un gol regate, cortar troncos con rapidez, convertirnos en bolas de pinball… Todo ello con un sistema de control de lo más directo y con la participación de los cracks de la casa (Mario, Luigi, Peach, Daisy, Birdo, Waluigi, Toad, el debutante Koopa Troopa y los desbloqueables Shy Guy y Kamek). Ojo también a los tableros disponibles: Toad Road, Boo’s Horror Castle, Bob-omb Factory, Blooper Beach y Magma Mine. Aparte, podremos jugar a los minijuegos sin necesidad de completar el tablero gracias al modo de juego libre, disfrutando de extras como los Bolos Goomba y el Hexapuzle.
Melodías dicharacheras y pegadizas, múltiples guiños a la historia de la casa y, desde luego, un prodigio gráfico, el colorido y el ADN plataformero y dinámico made in Nintendo, y que aquí se derrama de forma prodigiosa para convertir este juego en toda una fiesta para la familia y amigos. Que rulen los dados multicolor y los minipuntos dorados.
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