Hace justo 20 años, uno de los juegos que rompía la pana en los salones recreativos era «Ridge Racer», fabulosa máquina de aceleración de partículas (con cuatro ruedas) que hacía de la agresividad al volante su máxima. Ahora, para celebrar su aniversario, la franquicia vuelve a apretar el acelerador con «Ridge Racer Unbounded», su último y esperado loco cacharro, que añade un plus de peligrosidad a su filosofía de juego, tan explosiva como siempre. Así, podremos recorrer un buen puñado de circuitos urbanos en Shatter Bay a cara de perro con unos conductores rivales que no nos sueltan hasta que llegan al hueso. Aunque lo mejor son las propias pistas improvisadas, llenas de obstáculos, construcciones y mobiliario listo para destruir y así ganar puntos y energía para cruzar el primero la meta. La emoción y la adrenalina de algunas pruebas es notable, la verdad. Todo ello, cómo no, redondeado con una nueva generación de vehículos feroces y equipados hasta las uñas de motores de reacción, neumáticos a prueba de derrapes salvajes y otras triquiñuelas que iremos descubriendo al ir avanzando torneos y misiones.
Aunque también habrá clásicos como los modelos Angel y Devil, aparte de coches exclusivos y desbloqueables como Road Wolf, Ghoster o Inmortal. Una buena tajada multijugadora, una banda sonora de traca y un tubo de escape desbocado le ponen el banderín dorado a un juegazo que garantiza la feliz continuidad de la saga.
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