¿Primas de riesgo en llamas? ¿EREs en la prensa? ¿Los bancos recomendando que hagamos la calle Montera para pagar sus cositas? ¿Malas pulgas y malos humor generalizados? No pasa nada, hombre, pecata minuta. Hoy todo se olvida y se pasa del negro al rosa tan ricamente.¿Cómo? Por un lado, por la Eurocopa y su despliegue rojigualdo (aquí solo sentimos la patria cuando nos vienen bien dadas en el deporte) que, naturalmente, tiene su pack de expansión para «FIFA 12» y, por otro, con el nuevo juego de «Los Sims 3» consagrado a Katy Perry (el primero fue aquel «Salto a la fama»), que alegra la vista y el espíritu a cualquiera. Y aquí han apostado fuerte, por algo se llama «Dulce Tentación» y presenta un índice de azúcar más alto que una pelea de tartas del cine mudo.
Es conocida la pasión pastelera de la moza, a la que debió impactar en su infancia el cuento de «Hansel y Gretel», y aquí le han puesto un piso de lujo: no falta ni un detalle en los diversos escenarios y decorados al gusto y capricho de la cantante: árboles de algodón azucarado, muebles de chocolate, montañas nevadas de confeti, piscinas de sirope… Por no hablar de los amigos de nuestra heroína, que derrochan encanto, guapura y melaza por todos sus poros. Un espectáculo no apto para diabéticos, vamos. Ni Willy Wonka con barra libre en una tienda de gominolas, vamos.
Por suerte, la marca «Los Sims» se impone a la hora de darle ingenio y coherencia a este paraíso dulzón, y la clásica edición de personajes, habilidades y acciones, los accesorios infinitos, el vestuario de fantasía y el humor serpentinero (esas boinas con forma de cruasán o galleta de chocolate) brillan en todo el juego. Todo un logro esta Caramelifornia. Hay que tener atrevimiento e ironía glaseada para hacer un juego así. Y, desde luego, la tribu de «Los Sims» era la única que podría llevar a cabo tal empresa sin fracasar por sobredosis de caramelo. Dese un capricho y endúlcese la vida. Ya habrá tiempo para amargarse y agriarse…
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