«Civilization V: Dioses y Reyes», el imperio contraataca

No necesita presentación. Es, sencillamente, la saga de estrategia política (o estrategia a secas) más importante de todos los tiempos. Una obra maestra que demuestra el poder del videojuego como elemento pensante, creativo y simulador al más alto nivel. El último eslabón a la genialidad de Sid Meier es «Civilization V: Dioses y Reyes», primera expansión del que fuera juego del año para PC en casi todas las encuestas de 2010. El punto álgido en que dejamos la epopeya fue de aúpa: nada menos que la doble mecha que enciende, por un lado, las religiones y, por otro, la tecnología. Dos buenas patas para un banco que requieren, como es lógico, andar con pies de plomo, por lo que la gran novedad del juego es la resurrección de la gestión de espionaje, gracias a la cual podremos cotillear, «distraer» y hasta sabotear si se tercia todo tipo de unidades de primitivo I+D. El que no corre, vuela, ya se sabe. Aparte, tendremos nueve civilizaciones nuevas, como Cartago, Países Bajos, celtas, mayas…

Eso, añadido a las 27 unidades (ojo a la ametralladora), 13 edicifios, 9 nuevas maravillas (desde el ejército de terracota al telescopio espacial Hubble, que aquí las ciencias adelantan bárbaramente), 4 escenarios relucientes, unos cuantos líderes de estreno como Guillermo I o Pacal el Grande, y un par de ciudades-estado (mercantilistas y religiosas) para que el conflicto fe y razón esté más al rojo vivo que nunca. La espectacularidad, gráfica y de puesta en escena, lograda en highlights como la caída del Imperio Romano, las guerras de las Cruzadas o las batallas entre las primeras aeronaves de la etapa preindustrial son de ver para creer. Tanto que su precio, 30 euros, no deberí ser un obstáculo para disfrutar de esta memorable expansión. Y ese toque virtuoso y humorístico tan típico de la saga, que no falte, por supuesto. Memorable y, sobre todo, histórico. Nunca mejor dicho.

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