Por fin tenemos vía libre para poder pisar, pisotear y hasta zapatear con garbo y saña uno de los territorios más alucinantes y comanches con que nos hemos topado en los últimos tiempos: Pandora, culo del mundo que deja a los desiertos de «Mad Max» a la altura del bosque de trúfulas de Lorax. «Borderlands 2» contiene todo lo que se puede esperar de la secuela de su dinamitero y nitroglicerínico antecesor: más surrealismo, más pánico, más bestialismo y más mala uva. Si la primera parte nos dejó temblando y castañeteando, esta continuación, más macerada y especiada (no sabemos con qué ingredientes luciferinos) convierte la cruzada de nuestra cuadrilla salvaje (Axton, Maya, Salvador, Zer0 y, en breve, Gaige) contra el dictadorzuelo Jack el Guapo en toda una epopeya homérica y ciberpunk, perfectamente aderezada tanto física como psicológicamente. Así, podremos evolucionar el rol (hasta un Rango de Cabronazo que habla por sí mismo) que más se ajuste a nuestro estilo de juego y, una vez armados hasta los dientes, salir de cacería por unos escenarios que dejarían a Moebius turulato (si pudiera contarlo, el pobre) gracias a una versión mutante del Unreal Engine 3, una absoluta muestra de genialidad de los chicos de Gearbox.
Con una misión principal complicada y llena de aristas (casi es más recomendable el gran cooperativo a cuatro), la chicha llega en las secuendarias, donde podremos encontrarnos con personajes casi valleinclanianos como Scooter, Sir Hammerlock o Ellie, un «angelito» que estará presente desde ya en nuestras más inquietantes pesadillas. También se ha perfeccionado el clásico sistema de resurrección automática del primer «Borderlands», se han multiplicado los vehículos disponibles, y se ha aumentado el humor soterrado y el grado de caos mech que hacen de esta experiencia algo único, ajeno a los cánones del FPS-RPG, y con un molde totalmente personal e intransferible. En fin, un producto extraordinario en el sentido estricto de la palabra. Una barbaridad deliciosa. Un bulldog imprescindible. Dame la patita, bonito…
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