«FIFA 13», ¿quién teme al gato negro feroz?



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Tal vez algún supersticioso se haya echado a temblar ante la coyuntura numérica y cronológica que supone la entrega de este año. Pero en Electronic Arts no temen al mal fario ni al gato negro, y no se han escudado en un «FIFA 12+1». Nada de eso, «FIFA 13» y al toro. Y, tal vez como premio a su valentía, este nuevo capítulo del simulador futbolístico más mediático y pichichi de todos los tiempos ha apretado el acelerador, bajado a defender y abierto el tarro de las esencias para que la competencia no le arree un pisotón a lo Pepe (recordemos que, la temporada pasada, «PES» le mojó la oreja y hasta la pituitaria). Y el esfuerzo se nota. En muchos niveles y, por supuesto, manteniendo el ADN primordial e imbatible de la franquicia: pasión por el fútbol espectáculo, fiebre en las gradas, realismo exhaustivo (más de medio millar de equipos perfectamente licenciados y 15.000 jugadores) y ese sentimiento lúdico de dar patadas a un balón sobre césped reluciente que, en ocasiones, se olvida por culpa de la dictadura de la pizarra y el catenaccio. Si la competencia se centra en el juego defensivo, aquí damos el todo por el todo con un ataque que prima el primer toque, los desmarques y la fantasía eléctrica para que el rival no telegrafíe nuestras tácticas.

Una explosividad que también se nota con los nuevos regates y amagues, que dejarán sentado a más de un contrincante, aunque habrá que practicar de lo lindo para pulirlos al máximo. También se han mejorado clásicos caballos de batalla como la IA de porteros y árbitros, e incluso se ha subido el nivel de la física del jugador, con un motor de impactos que ayuda a dar más realismo a la acción y a la colisión leñera. Evidentemente, el nivel gráfico (y sonoro) y las animaciones de los jugadores siguen mejorando adecuadamente. En fin, que su majestad el balón sigue teniendo palco preferente, como debe ser.

Y, en la cantera de novedades, tenemos perlas tan valiosas como el modo Skill Games, con 32 minijuegos enfocados a las diversas habilidades disponibles o un modo Carrera ampliado gracias a múltiples variables, también inesperadas, y con nivel internacional. Más sorprendente (agradablemente, claro) es el uso e impulso del sensor Kinect en su versión Xbox 360, principalmente para dar instrucciones desde el banquillo y para aportar más tensión y hasta drama al partido. En definitiva, que «FIFA» se ha puesto las pilas y nosotros, tan contentos, claro.

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