Hay juegos, y sagas, que nos resucitan el genuino sabor de la aventura, la épica viajera, la esencial del explorar y descubrir, que nos abren los ojos y expanden la sesera, vamos. Una raza compuesta por «Final Fantasy», «The legend of Zelda», «Fable» y muy poquitos más, por lo que es todo un acontecimiento celebrar cualquier natalicio. Por ejemplo, el de ayer mismo: «Fable: The Journey», un nuevo escalón en una de las franquicias que mejor han jugado a los dados del bien y del mal en mitad de un universo único. Además, la buena noticia es doble, ya que la nueva obra de Peter Molyneux (última para Lionhead) va orientada al sensor Kinect, siempre ávido de nueva materia prima con fundamento. Así, el juego nos vuelve a presentar un abanico de acción, conversación y puzles en el exótico mundo de Albion (levemente pérfido) pero con el plus de que seremos nosotros quienes controlemos al héroe y nos pongamos literalmente en sus manos en una aventura que tiene lugar medio siglo después de los eventos acontecidos en «Fable III».
Una perspectiva en primera persona para controlar a Gabriel, el regreso de Theresa e incontables personajes y acciones con magia y duende. Gracias a Kinect, podremos controlar ataques, montar a caballo, librar batallas y todo tipo de habilidades a nuestra disposición. Todo, con un nivel gráfico de primera y una envidiable capacidad para ir solventando obstáculos (que el proyecto los tuvo desde el principio). En fin, que un año después del nacimiento de su línea Kinect for Kids, Microsoft sigue demostrando que su invento es más que un juego de niños. ¿Quién dijo que iba a ser fácil? A calzarse los guanteletes y a disfrutar sin complejos.
. Leer artículo completo en Frikipandi «Fable: The Journey», viaje de guante blanco.