Algún sesudo pensador tendría que publicar un estudio sobre el impacto casi machacón del subgénero zombi dentro de la cultura popular más actual. Por supuesto que los muertos vivientes siempre se han arrastrado con mayor o menor putrefacción, certificando, según algunos «clarividentes», la decadencia de la música en el planeta MTV (con el «Thriller» de Jackson y Landis), del cine de terror («La noche de los muertos vivientes») y del survival horror («Resident Evil»). Pero es que ahora no hay televisión que enchufes, sala de cine que visites o cómic que abras donde no salgan pululando los herederos del Legendre de «La legión de los hombres sin alma». Visto lo visto, resulta complicado arrojar alguna luz novedosa sobre el tema, pero al menos se hace lo que se puede. Por ejemplo, «Dead island«. Como su nombre indica, «La isla de los muertos», que no es la de «Supervivientes» pero casi (aquí hay algún vivo que otro, a diferencia del programilla de la cadena amiga). Un proyecto que, a lo tonto, llevaba cinco años vagando por el limbo hasta que, gracias a la magia de YouTube, un tráiler colgado en febrero de este año conmocionó a propios y extraños y volcó una renovada expectación (pelín excesiva) hacia el juego de Techland, un estudio polaco cuyo máximo logro había sido «Call of Juarez». Ya sabemos que incluso los polacos se ponen nerviosos ante la presión, pero la verdad es que les ha quedado un juego bastante apañado, principalmente en su magistral puesta en escena y escenario: la idea de una isla paradisíaca, con su piscina-coctelera, sus zonas de recreo, sus bares de barra libre con pulserita de «todo incluido» y sus pelotas playeras abandonadas, totalmente arrasada tras un holocausto apocalíptico, es sencillamente brillante y repleta de posibilidades malvadas y morbosas. Casi tanto como el western zombi propuesto por «Red Dead Redemption: Undead Nightmare»…
Seguramente el modo historia hubiese necesitado alguna vuelta de tuerca más, ya que muchas veces las misiones y desafíos son estilo «recadero» y dejan bastante abiertas las especulaciones y explicaciones al desastre. Así, lo mejor es zambullirse en caída libre hacia el zafarrancho, armarse hasta los dientes y liarse a machetazos, patadas y zambombazos diversos contra las criaturas contranatura que nos encontraremos, algunas en un bikini carcomido que le aporta un plus de inquietud a la cosa. Tres puntos a favor de «Dead island»: la variedad de zombis (caminantes, infectados veloces, ahogados, embestidores, carniceros y hasta suicidas, valga la redundancia), el excelente sonido del juego tomando el testigo de «Silent Hill» y el modo cooperación, directo y salvaje. ¿Franquicia habemus? Seguramente. De momento, y polémicas aparte como el insulto «puta feminista» incluido en su primitiva línea de código de la versión PC (ya borrado con mil disculpas de la desarrolladora, aunque tampoco hay que sacar de madre un chiste privado seguramente hecho sin malicia), ya es número 1 en Reino Unido (en USA han cambiado la portada para no jugar al ahorcado) y se prepara su versión cinematográfica. Los muertos que vos matáis…
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