Veterana curtida en mil batallas, la saga «Medal of Honor» es una de las piedras angulares absolutas del género bélico. Hace unos años, abandonó su familiar trinchera de la Segunda Guerra Mundial para conocer mundo, tarea que sigue desempeñando en la actualidad. Así, en este crujiente «Medal of Honor Warfighter» ahondaremos en el zafarrancho afgano de su anterior capítulo, pero extendiendo nuestro ardor guerrero a nivel global, para que nadie se quede sin medicina. Y además con su poso dramático, pues la historia se centra en la vuelta al hogar deshecho del Tier 1 americano «Preacher», y en el consiguiente desencanto que provoca en su valor de soldado. Tampoco es una peli de Malick, pero se agradece un componente humano en mitad de toda la traca. Y menuda traca: rescate de rehenes, misiones de asalto, estrategia a flor de piel, combate sin cuartel en territorios marcados en rojo como Filipinas, Somalia u Oriente Medio…. Todo ello, con una sensación de realismo a prueba de bombas, incluyendo arsenal y ejércitos «como los de verdad».
Danger Close Game no da tregua en una escalada beñlica espectacular, con generosa cinemática, una ambientación perfecta y una emoción y épica que se puede cortar con un cuchillo y extender en una rebanada para la merienda.
Proezas disponibles gracias al motor Fristbite 2, que logra un alta calidad de vídeo y audio para multiplicar la intensidad de la batalla, con un nivel de exigencia que han hecho que el juego sea alabado por auténtico veteranos con la pechera llena de «chatarra». Otra de las características más peculiares de esta entrega es su patriotismo y, a la vez, «ambición planetaria». Por primera vez, podremos meternos en la piel y el casco de soldados de nacionalidades dispares, e incluso de soldados multi-nacionales. Así, el juego continene 12 tipos de soldados Tier 1 incluyendo británicas de SAS, australianos de SASR, alemanes de KSK, polacos GROM, etcétera. También de galones y quilates es su tajada multijugadora, otro clásico de la saga, amplia y con las balas enemigas silbándote detrás de la oreja, como debe ser. Lo dicho, heroísmo sin fronteras para un juego con los galones muy bien puestos. Imprescindible, recluta patoso.
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