«Devil May Cry»: simpatía por el diablillo

«Mal día para estar de resaca», farfulla nuestro héroe antes de tirar de acero toledano y liarse a depilar las cejas a la altura de la nuez de un puñado de íncubos, sátiros y monstruos luciferinos variados. Confirmado: Dante está de vuelta y con más mal yogur que nunca (ojo a algunas sentencias memorables, del estilo de «muchos no han conocido a mi madre pero me llaman igualmente hijo de p…». Glups). Con este «Devil May Cry», a secas, Capcom despacha con sobresaliente la última entrega de una saga ya «decenaria» y con diversos grados de evolución y separación, como pasa en las mejores familias. Pero que respiren tranquilos los fans: Ninja Theory ha hecho un óptimo trabajo cogiendo el relevo de la franquicia, logrando un «saja-raja» en estado puro que se encarama al primer podio jugón de 2013. Es más, gracias al espíritu de precuela que atesora el título, tendremos la oportunidad de reencontrarnos con el bueno de Dante desde zangolotino, siendo testigos directos de su agitada vida (cosas de tener a un ángel y un demonio jugando al ping-pong continuamente dentro de uno), de los tiras y aflojas con su hermano gemelo Vergil, de sus coqueteos terroristas…

En fin, cosas que le pasan a cualquier hijo de vecino. A través de 20 misiones explosivas, iremos desgranando un argumento muy bien trenzado, con el estilo de nuestro protagonista más canallesco y chuleta que nunca, y con una espectacularidad en los combates tremebunda (la variedad, riqueza y a veces bizarrería desopilante de los enemigos también ayuda). Si a esto añadimos una banda sonora a la altura de las circunstancias, con Noisia y Combichrist al frente, un gran doblaje y cantidad de misiones secretas y detalles ocultos, tendremos disfrute asegurado durante unas 10 horas. Ya se sabe que Dante no es únicamente severo, según decía el clásico. Pero como si lo fuese.

. Leer artículo completo en Frikipandi «Devil May Cry»: simpatía por el diablillo.