Conoce Karnaka, la ciudad donde tiene lugar Dishonored 2. LA JOYA DEL SUR
Bienvenido a Karnaca, donde nos aflojamos el cuello de la camisa y nos desmelenamos. El carácter audaz de la ciudad es tan vibrante como la gente que vive en ella. Aquí puedes olvidar los días grises y deprimentes para disfrutar de un clima más soleado y, como descubrirás, mucho más saludable.
El espectacular gran canal de Serkonos divide la ciudad en una serie de distritos. En la costa, las brillantes aguas que se extienden hacia un inmaculado horizonte atraen a artistas y fotógrafos de todo el imperio, mientras que desde las cumbres de Batista puede disfrutarse de la brisa de montaña y de unas vistas impresionantes de la bahía.
Cuando no te estés llenando los pulmones de aire fresco, puedes alimentar tu mente con la espléndida historia de Karnaca. Entre los centros de renombre para los eruditos destacan el antiguo Conservatorio Real de historia natural y la «mansión mecánica» de Kirin Jindosh, que ofrece un atisbo del futuro. Por su parte, en el Instituto Addermire, el que una vez fuera el centro pionero en cuidados de salud restaurativa, se llevan a cabo investigaciones de enfermedades*.
Una simple visita a Karnaca puede ser una experiencia que te cambie la vida. De hecho, muchos de los grandes pensadores del imperio han convertido esta ciudad tan especial en su hogar, atraídos por su poder alquímico. Los rumores apuntan a que el mismísimo Anton Sokolov reside en las afueras de la ciudad y continúa pintando retratos de personas importantes y poderosas.
*Exclusivo para los clientes importantes y los personajes principales de la región.
Instituto Addermire
Addermire es un edificio de siete plantas, con solariums individuales, salas de masaje y baños comunitarios y privados, que se asienta sobre los laboratorios de investigación que hay bajo la roca. Aunque en este lugar se tratan dolencias graves, muchos lo visitan simplemente para mejorar su salud y beber tónicos en la terraza del patio mientras toman el sol.
Un comedor espléndidamente amueblado que suele estar lleno a rebosar. En este lugar se sirven excelentes desayunos, tés de media tarde y cenas. Como puede verse, el personal también se beneficia de la medicina moderna del Instituto.
La magnífica decoración cobra protagonismo de noche, cuando la luz del sol deja de brillar. Elaboradas baldosas de confección tradicional se alinean con esmero para crear el suelo, y la cerámica más delicada adorna los inmaculados muebles de madera ocre.
Las estanterías están llenas de literatura de la que puede disfrutarse mientras uno se recupera de un día de los mejores cuidados. El olor del cuero de los volúmenes más nuevos se añade al especiado aroma de los digestivos que se evaporan lentamente, los exóticos platos de marisco, los ungüentos rejuvenecedores y el aire oceánico.
Mansión mecánica
El inventor contemporáneo Kirin Jindosh diseñó y supervisó la construcción de su hogar. La mansión, con sus magníficos movimientos mecánicos y sus fascinantes vistas, ocupa un puesto de honor entre los opulentos apartamentos y haciendas de Alto Aventa.
Se accede mediante un vagón de raíles privado. Durante el emocionante ascenso se puede apreciar el fabuloso tejado abovedado y la cascada que descansa bajo la mansión, la cual supuestamente se utiliza como fuente de energía.
Un antiguo árbol de madera ocre se alza junto al edificio y se eleva hacia el cielo. Es posible que esté ahí para que los visitantes recuerden la majestuosidad de la naturaleza antes de adentrarse en este lugar donde se celebran las maravillas creadas por el hombre. La estatua del vigilante de la grieta profunda situada en el recibidor también es simbólica, pues el señor Jindosh tiene mecanismos de seguridad por todas partes probablemente para proteger los secretos de la mansión.
El suelo de parqué adopta un matiz dorado bajo la cálida iluminación eléctrica. Las paredes están decoradas con diseños florales y motivos de helechos que bordean las grandes ventanas con las contraventanas cerradas. Todo sugiere que se trata de un hogar confortable, aunque también actúa de fortaleza inexpugnable.
Sin duda, la peculiaridad más comentada es el conjunto de palancas situadas en lugares visibles que, al ser activadas, inician la reconfiguración inmediata de las estancias. Del suelo impoluto surgen escaleras, y algunas secciones se retiran para revelar cuevas anegadas, mientras que los nuevos techos se montan con rapidez.
Los visitantes deben conseguir una autorización especial para acceder a la mansión y evitar ser atacados por la principal medida de seguridad de la mansión: los infames soldados mecánicos de Jindosh*.
*La autorización se debe solicitar por escrito. La respuesta puede demorarse hasta cuatro meses.
El Conservatorio Real (y los jardines de Cyria)
El Conservatorio Real, situado en el barrio de los jardines de Cyria, proporciona algunos de los eventos culturales de Karnaca. Esta aclamada institución de historia natural impresiona de inmediato por su elevado atrio abovedado, que permite ver las galerías desde cualquier piso.
Si hay alguna duda sobre el propósito de este lugar, esto es, transmitir las maravillas de los mundos del arte y la naturaleza a los visitantes, la colosal tortuga del vestíbulo la disipará. Si esta no cumple con su cometido, los enormes búhos disecados que se balancean en las vigas transmiten el siguiente mensaje: estamos aquí para admirar la vida del mundo en todas sus formas.
Los ventiladores del techo resuenan suavemente, y el zumbido de las mentes es prácticamente audible mientras los visitantes contemplan las vitrinas de exposición. Las excepcionales antigüedades que las llenan provienen de las colecciones de los más grandes exploradores del imperio.
En días concretos, los asistentes pueden descender por la escalera enmoquetada del despacho de la conservadora Breanna Ashworth, pasearse entre las estanterías y contemplar los enormes retratos pintado al óleo. Esta visita especial se extiende hasta el frío archivo del sótano de piedra, donde descansan las pesadas mesas en las que restauran a los nuevos especímenes.
Tras un paseo junto al estanque, con sus nenúfares y sus especies autóctonas de peces, te sentirás renovado de cuerpo y mente. Se trata de un lugar mágico situado en el corazón de Karnaca.
Mansión de Stilton
El mirador de Batista, con sus despachos administrativos y sus salas de ocio, es frecuentado principalmente por las familias de los trabajadores de las minas de plata, en lo más profundo del pico Shindaerey. Desde aquí se pueden ver las características viviendas de la clase trabajadora de Karnaca, sobre los promontorios que parecen extender sus dedos hacia el océano.
El exminero Aramis Stilton llegó a Karnaca con una gran ambición industrial y creó lo que hoy se considera un santuario dedicado a los espectaculares logros de los operarios de su mina. La mansión de Stilton está considerada como una de las viviendas más elegantes de Batista. Además de las estatuas y las pinturas, también alberga una gran colección de pianos, clavecines y otros instrumentos que reflejan insistentemente el carácter refinado de su propietario; a pesar de sus orígenes como operario en las minas.
La entrada a la vivienda presenta un amplio jardín: allí una raya ubicada sobre un plinto hace un guiño a la vida marina de Serkonos. Una vez en el interior, puedes recorrer los suelos de mármol, explorar los voluminosos salones y visitar la cavernosa cocina, atendida por un ejército de cocineros y sirvientes. Junto a la puerta de dos hojas suele haber una montaña de equipaje, señal de que uno de los muchos amigos que el señor Stilton tiene en el extranjero ha venido a visitarlo.
Cuando estés en el cenador de la parte posterior del jardín, intenta meterte en la cabeza de Aramis Stilton, cuyo material de lectura incluye tanto el tema de la minería como la historia de las islas. La mansión representa el trabajo de su vida.
El gran palacio
La mansión del duque Luca Abele está situada junto a la costa y no finge ningún tipo de deferencia histórica. El nuevo palacio, construido sobre las ruinas de la casa solariega de su familia, presenta un diseño moderno y desafiante.
Por desgracia, los turistas no pueden acceder a esta propiedad, pero un folleto publicitario ofrece interesantes atisbos de su interior. Las fiestas organizadas por el círculo de confianza del duque, a las que acuden grandes personalidades, animan los espacios exteriores. Bajo los faroles, delicadas mesas se cubren de lino blanco para adoptar la forma de medusas.
La suite residencial del duque evoca una temática marinera, con techos abovedados de madera. Las puertas suelen estar cerradas para aportar sombra y privacidad.
Aunque el castillo tiene un aspecto imponente e incongruente con la arquitectura histórica de su tierra natal, el duque decidió decorar las paredes con cuadros de las leyendas de Serkonos. Entre ellos destacan «La bestia del mar Viejo» y el ligeramente perturbador «El que llama a la ventana». Los escasos visitantes especulan discretamente sobre si la obsesión del duque Abele por las leyendas exóticas podría significar algo más en relación a su forma de pensar.
También se rumorea que el duque tiene una cámara bajo el gran palacio, pero ningún reportero ha podido confirmarlo.
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