Hype: Término empleado en el lenguaje coloquial para referirse a unas expectativas elevadas sobre un producto en concreto, generadas, en su gran mayoría, por una campaña de publicidad y promoción muy potente. Habitualmente el hype está asociado a una experiencia negativa, esto es, se tienen demasiadas expectativas sobre algo que finalmente termina por decepcionarnos.
Esto es justamente lo que nos ha pasado con Balan Wonderworld, recientemente lanzado al mercado en diferentes plataformas.
El motivo que explica la enorme expectación que existía alrededor de este título desde hace meses se encuentra, principalmente, en los creadores del mismo. Yuji Naka, uno de los responsables detrás del desarrollo de Sonic, y Naoto Ohshima, artista encargado de dar vida al erizo azul más famoso del planeta, firman este videojuego que con apenas unos días en el mercado ya ha recibido miles de críticas. Curiosamente, muchas de estas objeciones al juego se fundamentan en que es muy diferente a los títulos de Sonic, un título cuyo impacto en la sociedad fue tal que se ha convertido en todo un emblema de la cultura popular. De hecho, incluso ha servido como base para la creación de tragamonedas basadas en el personaje, con tiradas gratis y hasta cinco rodillos; por no hablar de su adaptación al cine, que cuenta con una secuela ya en marcha.
De esta forma, el público esperaba mucho de Naka y Ohshima teniendo en cuenta su trayectoria profesional, unas expectativas que ya con el lanzamiento de la demo comenzaron a enfriarse, y que con la puesta en venta del título han terminado por congelarse. Una de las principales reticencias con respecto a Balan Wonderwold es su apariencia, y es que la inspiración en el género de los 90 no aporta nada a la narrativa y termina por incorporar ciertos desequilibrios que provocan que la experiencia del usuario disminuya.
Por otra parte, la sencillez del juego en sí termina por desmotivar al jugador. Aquellos que esperaban un título frenético en el que la pericia de quien dirige al personaje es clave, han quedado terriblemente descantados. En esta nueva creación de los artífices de Sonic, la apuesta principal se basa en la exploración por parte del usuario, dejando a un lado los enfrentamientos o combates que dificultan el avance del avatar. No es que no existan, porque los hay, pero son tan sencillos que no llegan a suponer un reto para quien está al otro lado de la pantalla. Es más, en algunas ocasiones hasta es posible avanzar sin necesidad de participar en ningún combate.
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¿Dónde está entonces la gracia del juego? En los diferentes trajes que el jugador puede ir adquiriendo a medida que avanza en el desarrollo del juego. Existen tres trajes diferentes, cada uno de los cuales nos otorga una habilidad concreta que nos permite enfrentarnos a nuestros enemigos o llegar hasta lugares nuevos. Estas apariencias se pueden perder, de tal forma que si el jugador es atacado por un enemigo mientras porta uno de estos trajes lo perderá, mientras que si lo hace cuando no lleva ninguno es expulsado de la fase. Se puede conseguir más de un traje por fase y emplearlo en cualquier nivel, lo que permite la posibilidad de abordar nuevos espacios que hasta el momento estaban vetados por la falta del traje de la habilidad concreta que permite el acceso al mismo.
Esta opción de volver atrás, presente en títulos una vez que ya se ha terminado la narrativa, es un pilar dentro de Balan Wonderworld, pues es necesario conseguir un número determinado de estatuillas, disponibles en todas las fases, para poder avanzar. A priori, este mecanismo parece no ser muy complejo, aunque sí engorroso para el jugador, que además debe repetir aquellos niveles concretos en los que se encuentra un determinado traje en caso de necesitar una habilidad concreta y no poseerla en ese momento. Es decir, es casi obligatorio repetir fases.
Se trata pues de un título que, si bien puede funcionar sobre el papel, no termina de convencer en pantalla. Se salva, eso sí, la incorporación de un modo cooperativo y una banda sonora elaborada por Ryo Yamazaki, así como el mensaje que se desprende de la narrativa, que invita al jugador a superar sus miedos. Pero nada más. Otro enorme hype que termina en decepción.
. Leer artículo completo en Frikipandi Balan Wonderworld no cumple con lo esperado.